miércoles, 4 de febrero de 2009

Para eyaculadores rapidos

Que para poder retrasar su eyaculacion decidio hacer el amor con erizo, aca la nota:

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Recitar por orden alfabético la alineación de la selección húngara de fútbol del Mundial de 1966. Concentrarse en la imagen de Steve Urkel petándose los granos de la cara y tragándose sus propios mocos. Pensar en el canoso pubis de la vecina tuerta, gorda y coja del ático. Muchos y muy variados son los infalibles métodos que, a ver quién dice que no, alguna vez hemos empleado todos los machotes para retardar la eyaculación.

Zoran Nikolivic no es una excepción. Bueno, sí. A él no le funciona ningún método, según explica The Sun. Es pensar en el tobillo de Pamela Anderson y ya moja el calzón. Así que este muchachote serbio decidió ponerse en manos de un profesional. ¿Tratamiento médico? ¿Acupuntura? ¿Remedios naturales? Nada de eso. ¿Pa’ qué? “¡Andesté’ el vudú que se quiten las hostias!”, se dijo el muchachote con su acento balcánico.

Así fue como decidió encomendar a un mago de vudú (¿habría que llamarle vudista?) su impenitente problema de eyaculación precoz. Convencido por el hechicero de que era la solución a todas sus incontinencias sexuales, el bueno de Nikolivic acabó practicando el acto sexual… ¡con un erizo!

Ya os podéis imaginar la velada. Tras una romántica cena, nuestro muchachote serbio empezó a percatarse de dónde se había metido (nunca mejor dicho) cuando el ericete le sugirió romper el hielo con un socorrido 69. Pelos en la lengua, pase, pero púas… Tras unas dolorosas caricias en su puntiagudo lomo, Nikolivic decidió acabar cuanto antes con la tortura. “¡Despacio, por favor, soy virgen!”, le susurraba el erizo. ¿Virgen? Ya, ya. ¡Qué forma de montar, qué frenesí! Apenas unos segundos y, como era de esperar, ahí afuera estaba ya toda la reserva testicular de nuestro hombretón.

Ni tiempo hubo para el cigarrito de rigor. De cabeza al hospital. Nikolivic no sabe qué fue peor. El insoportable dolor de su falo agujereado y en carne viva o su orgullo, pisoteado y despellejado cuando se convirtió en la principal atracción, el mono de feria del centro sanitario donde estuvo ingresado. Pero ha valido la pena. Ahora Nikolivic es el que más dura del barrio. Sólo tiene que inflar su prótesis, izar bandera y ¡a quedar como un machote!


Fuente: No lo puedo creer noticias

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